BALI

Bali es una de las 17400 islas que componen el exótico país de Indonesia, con 5.780km2 de expansión parece casi imposible que se haya hecho tan conocido por todo el mundo.

¿A qué se debe su fama? En estos cinco días nos adentramos a descubrir este enigma desde dentro, en primera persona, ¡NOS VAMOS A BALI!

Tour de 5 días por Bali

Primer dia

Tras un viaje que parecía nunca acabar, por fin llegamos al aeropuerto de Denpasar (el aeropuerto principal de Bali). Ahí mismo hicimos el cambio de moneda y cogimos un taxi hasta Kuta, a media hora, donde teníamos una maravillosa villa esperándonos, muy buena opción para una semana en Bali. Había una amplia oferta de villas de ensueño, con piscina, decoración balinesa… a buen precio.

Como recomendación viene bien descargarse el mapa de Bali de Google Maps si no vais a cogeros una tarjeta sim. Nosotros para una semana no cogimos, tienen wifi en casi todos los locales y un poco de desconexión tampoco nos viene mal(;

En el primer contacto con la isla nos quedó claro que en la cultura balinesa les encantan las estatuas y monumentos, el rollo surfero… Y ya que íbamos a vivir la experiencia al completo, nos alquilamos unas motillos, lo cual también recomendamos. Bali no es una isla grande y para ir a visitarla es lo más rápido y barato (eso sí, ¡acordaros de la crema de sol para los trayectos!).

Primer día visitamos un poco la zona y estuvimos en Jungle, un garito con piscina y música muy agradable. Los garitos de Bali en general los tienen muy bien cuidados y diseñados, de esos que solo se ven en fotos de influencers. Y de la comida más de lo mismo, ¡os volveréis auténticos fooders en tan solo una semana!

Segundo día

Segundo día comenzamos con el turismo balinés. Nos dirigimos hacia Ubud, uno de los principales centros artísticos y culturales de Bali, como a hora y media en moto. La verdad que uno de los lugares más sorprendentes que vimos. En un principio visitamos el bosque de los monos, un parque en el que conviven frondosos árboles, figuras talladas en piedras y monos saltarines (solo faltaba mowgli bailando con ellos). Comimos en uno de los restaurantes que hay a la entrada del parque, muy buena relación precio-calidad. Y de ahí retomamos ruta para ver los famosos paisajes de arrozales indonesios. Unos escalones irregulares de intenso verde nos atraparon nada más llegar. La verdad que es una de las estampas que más nos han impactado de todo el viaje. Y a la vuelta una de las mejores decisiones que tomamos fue ir parando en lo que nos llamaba la atención, tiendas pequeñas, rincones aislados… acabamos hasta bailando bailes regionales con un grupo de mujeres! ¡Quien sabe lo que puedes encontrar de camino!

Tercer Día

A mitad de nuestra estancia fuimos a visitar el famoso templo de Lempuyang. Un templo en lo alto de una montaña, rodeado de frondosa vegetación e increíbles vistas. No hay una tasa a pagar fija por entrar, pero no pidieron un donativo, y si llevas las piernas o los brazos a descubierto tendrás que alquilar un pañuelo y ponerlo en modo falda (las fotos las hace mucho más exóticas jajajaj).  El camino es bastante empinado, así que ¡No os olvidéis de zapato cómodo! Las vistas sin embargo son increíbles. Una de las paradas más famosas es la de la antigua puerta al cielo. Dos rocas simétricas verticales que simulan la entrada al cielo, ya que a través de ella solo se ven nubes y  el Monte Agung, el volcán más alto de Bali. Una estampa preciosa para sacarse fotos, pero la cola la tenéis garantizada.

Comimos en un restaurante de camino y después fuimos a visitar Tirta Gangga, el antiguo palacio real acuático más bonito del este de Bali, un jardín de aguas y exquisita arquitectura. Si has soñado con caminar sobre el agua, este es tu sitio. Un lago lleno de peces voraces naranjas, a los que podrás alimentar y varios estanques, rodeado de jardines preciosos. El lago también tiene pequeñas plataformas de piedra sobre las que podrás caminar, y bueno, siempre es gracioso ver como se cae alguno al agua ¡Nosotros fuimos los del espectáculo! Por lo demás fue una visita muy tranquila, en este lugar se respira paz.

Cuarto día

Cuarto día decidimos descansar en la playita, suficiente paliza nos dimos el día anterior, y nunca está de más ponerse un tono más moreno. Fuimos a una cerca de casa con las motos. Las playas que visitamos en Bali están al nivel de nuestra buenas playas también pero menos pobladas digamos. Alquilamos unas hamacas con sombrilla y compramos unas cartas a los vendedores ambulantes que pasean por la orilla. Una mañana relajante y soleada, muy agradable. Para comer hay muy buenas opciones en la costa, y la mayoría incluye piscina infinita que te permite seguir disfrutando del solecito. ¡Cuidado! El sol coge muy rápido en esta isla, así que mucha protección para seguir disfrutando de la estancia.

Después de comer nos fuimos de compras. Cerca de la playa suele haber muchos puestos y tiendas pequeñas. Es un buen escenario para practicar el arte del regateo. Ten por seguro que los lugareños son todos unos expertos, ¡Nos dan mil vueltas! Estos lugares son tu mejor opción para comprar regalos, souvenirs y recuerdos para la familia y amigos. Y si compras en cantidad, te será más fácil rebajar el precio jajaja.

Cenamos en un restaurante cerca de casa, nos pusimos guapos y salimos a tomar unas copas a Favela. ¡Un garito brasileño que tenéis que visitar sin duda! El rollo está muy bien ambientado, música de todo tipo, y gente también muy internacional. Si vais en moto os harán pagar el parking, la mejor opción taxi, y así también podréis disfrutar todos de la fiesta y ambiente balinés mejor!

Quinto día

Dicen que hasta que si en tus viaje no haces planes con gente que conoces durante el camino, la experiencia es la mitad de emocionante. La noche en Favela nos dio para hacernos amigos de otro grupo y al día siguiente quedamos en Finnis, un garito de película, con vistas al mar, dj en directo, comida buenísima y una piscina gigante con barra.

Amenizamos la mañana en buena compañía y ambiente y por la tarde fuimos a hacernos un buen masaje balinés, de calidad y buen precio, que nos terminó de dar fuerzas para ir a casa, devolver las motos, hacer las maletas y dirigirnos al aeropuerto para cerrar nuestra aventura en Bali.

La verdad que 5 días en Bali se nos pasaron volando. A la vuelta en el avión unos seguían mirando las fotos de aquella maravillosa isla, otros recordando las anécdotas que vivimos, otros pintando los arrozales que se les habían quedado grabados… Un viaje exprés, pero que seguro que queda en nuestras mentes grabado por muchos. Ha sido un placer Bali!

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